Mi historia con el fitness empezó cuando tenía 14 años.
Acompañaba a mi hermana al gimnasio para ayudarla en un momento difícil, y sin darme cuenta, fue ahí donde descubrí mi pasión por el entrenamiento y el cuerpo humano.
A los 17 decidí competir en Bikini Fitness, y con los años logré resultados que jamás imaginé: campeona de España, top 3 en el Arnold Classic y tercera en el Mundial de Ecuador. Vivía por y para ese objetivo.
Pero detrás de los trofeos había algo que no se veía.
La exigencia se volvió obsesión, y la disciplina se transformó en ansiedad.
Llegué a pesar 47 kilos, sin energía, sin alegría y con la sensación de haber perdido la conexión conmigo misma.
Intenté tapar ese vacío volviendo a competir, creyendo que controlar más sería la solución.
Pero fue justo ahí cuando entendí que no se trata de controlarlo todo, sino de aprender a escucharte.
Decidí parar.

Aprendí a entrenar desde el disfrute, no desde la culpa. A comer sin miedo.
A no castigarme por descansar, por no tener ganas o por disfrutar de un croissant.
Después de años experimentando con mi cuerpo y mi mente, comprendí algo esencial: mi cuerpo empezó a funcionar cuando mi mente sanó.
De esa transformación nació Balance, un método que no busca la perfección, sino el equilibrio.
Una forma de cuidarte desde el cariño, la flexibilidad y la conexión contigo misma.
Hoy acompaño a miles de mujeres a volver a sentirse bien, sin dietas, sin extremos y sin culpa.
Y si estás leyendo esto, quizá sea el momento de que tú también empieces a hacerlo. 🌿